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Requiem Argentino
En el día esperado para conocernos,
el elegido se fue.
La desolación invadió los corazones sensibles,
y el llanto fue, una llovizna que se convirtió en alud.
Fue un día de recogimiento, en el cual nuevamente
el aluvión mostro de que lado de la línea se paraba.
Fue el descubrimiento de la esperanza renacida.
También fue el verse en el otro,
fue romper el cerco impuesto,
el caminar nuevamente por las calles del uno mismo.
El ambiguo sentimiento, llorar, reir, llorar.
desasosiego, bronca, desasosiego.
Se murió un Argentino, uno grande.
Uno que fue amado, odiado,
alabado, denostado.
Un Argentino que no fue indiferente.
La herencia del ilustre muerto,
es enfrentar a los malditos destructores
del subsuelo revelado,
aun con el miedo a flor de piel.
Bendito hombre, descansa en paz.
Tu tarea está cumplida.
Eterno retorno
Nunca supo que los pareceres eran efímeros.
Eran cuentos de viejos resignados.
historias de moral que no cumplirían sus creadores.
Los pareceres frenaban la vida y submitían el alma.
Y todos los días irian a generar riqueza para los clarificadores,
y todos los días tendrían la secreta esperanza de volverse pájaro,
de ser libertadores y liberados.
De ganar las batallas épicas que le contaban que habían ganado
sus ancestros.
Y todos los días volverán a sus grises vidas y se acercaran un poco mas a
su mediocre muerte.
Y a veces, solo a veces, un alma se sacude y se vuelve libertaria,
se vuelve rebelde,
y entonces si; entonces atrás de ella se suman los desposeídos,
los perdedores, los desesperados
y una cuchilla cae sobre las cabezas para la limpieza del siglo.
Y todo vuelve, los retornos son eternos.